Venezuela: el país de las pesadillas | Por: Carolina Jaimes Branger
Carolina Jaimes Branger
Durante años se ha debatido si Charles Lutwidge Dodgson —más conocido por su seudónimo Lewis Carroll— fue consumidor habitual de opio. Este sacerdote anglicano, matemático, fotógrafo y escritor británico, célebre por su obra Alicia en el país de las maravillas, ha sido objeto de especulaciones que lo vinculan con el láudano, un potente analgésico del siglo XIX compuesto por vino, especias como canela, azafrán y clavo… y, por supuesto, opio. Aunque no existen pruebas concluyentes que confirmen su adicción, es plausible que Carroll haya probado esta sustancia, conocida por inducir estados de ensoñación y alucinaciones. ¿Acaso no parecen alucinaciones las que vive Alicia en su descenso por la madriguera?
Ahora bien, imaginemos por un momento que Carroll no hubiera vivido en la Inglaterra victoriana, sino en la Venezuela contemporánea. ¿Lo habrían acusado de ser opiómano por escribir sobre absurdos, paradojas y delirios? Difícilmente. En este contexto, habría sido considerado simplemente un cronista más, un observador lúcido de una realidad que supera cualquier ficción.
Porque lo que ocurre en Venezuela no necesita de opio para parecer........
© Diario de Los Andes
