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El mundo de los jóvenes desafía a la educación | Por: Antonio Pérez Esclarín

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10.11.2025

Por: Antonio Pérez Esclarín (pesclarin@gmail.com)

Si queremos que la educación responda a los intereses e inquietudes de los jóvenes, debemos acercarnos a ellos con una mirada comprensiva, no prejuiciada ni enjuiciadora, para conocer cómo piensan los jóvenes en los actuales contextos, de modo que la labor educativa pueda responder a sus preocupaciones y afianzar sus valores. ¿Qué sentido puede tener una educación que no está dispuesta a escuchar y dialogar profundamente con los jóvenes? ¿Es acaso posible educar desde el acaparamiento de la palabra, el poder y la verdad? Los jóvenes quieren ser reconocidos en su individualidad: ¿qué sentido tiene una educación que no acompaña procesos de individuación, ni ayuda al proceso de integración personal en la fragmentación de la persona que provoca la actual cultura? En un mundo de incertidumbre, ¿qué sentido tiene un autoritarismo que impone por la fuerza sus verdades? En un mundo globalizado y abierto a todos y al futuro planetario, ¿qué sentido tiene una escuela encerrada en sí misma, anclada en el pasado, que exige conocimientos anquilosados, muertos, sin impacto con la vida? En un mundo cambiante, ¿qué sentido tiene una educación inflexible? En un mundo de culturas híbridas, y carcomido por problemas tan graves como el terrorismo, las guerras, el hambre, la contaminación ambiental, la miseria, la amenaza nuclear, ¿qué sentido tiene una educación cuyas preocupaciones esenciales parecen ser el corte del cabello y la dimensión de la falda? Cuando todo se........

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