En agosto
Hemos llegado a agosto, ese mes dormido, ancho y abandonado de sí mismo, solo con las fuerzas suficientes para sentarnos ante el mar y seguir sin comprender qué es esto de la vida.
A mí en agosto el verano siempre me pilla ya agostado, mucho más ahora, en estos tiempos en que me siento, como tanta gente, invadido. En el sur que habito y que me habita, las hordas de turistas toman las calles, las casas, los vecindarios enteros, las playas y la vida, y uno no sabe dónde meterse para vivir la suya sin sentirse expropiado. El turismo, esa industria tan (em)pujante, ya no es lo que era, desorientada de selfies, de ruido y de consumo, lo que ha venido........
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