Riqueza no es dinero: cómo el espejismo estatista empobrece y perpetúa el poder
Pocas mentiras han hecho tanto daño como la idea de que el dinero es riqueza. Este error, promovido por todas las variantes del estatismo, desde el socialismo hasta el nacionalismo económico, ha destruido economías, arruinado millones de vidas y, paradójicamente, enriquecido a los políticos que lo defienden. Porque el dinero, por sí solo, no vale nada. La verdadera riqueza está en lo que se produce: comida, casas, coches, ropa, salud, educación, transporte. Cosas reales que la gente necesita.
Cuando una sociedad produce mucho de eso, es rica. Cuando produce poco, aunque haya dinero en circulación, es pobre. Tener más billetes no significa tener más riqueza, como tampoco imprimir entradas de cine aumenta el número de películas que podemos ver. Sin embargo, muchos gobiernos caen en la trampa, o lo hacen conscientemente, de pensar que basta con imprimir más dinero o endeudarse para “impulsar la economía”.
¿Por qué lo hacen? Porque repartir dinero compra votos. Porque crear puestos públicos innecesarios fideliza clientelas. Porque les da poder.
Cada vez que un político promete nuevas ayudas, nuevos subsidios, más funcionarios, más pagas, lo que está........
© Diario de Avisos
