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Están asfixiados y no lo pueden disimular

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03.09.2024

LA HABANA, Cuba.- El “Costco chino” duró unas horas después de que corriera la voz sobre su existencia. La prensa independiente lo “destapó” —al cabo de pocos meses operando en el mismísimo centro de La Habana, a la “sombra” de un emplazamiento arrendado a una “empresa estatal”—, y al día siguiente fue cerrado “hasta nuevo aviso”, no porque quienes “cortan el bacalao” estuvieran ajenos al negocio —aquí donde todo se sabe, y más cuando de dinero se trata— sino porque, al parecer, ya la gente se estaba haciendo preguntas que era aconsejable no responder, más aquellas que indagaban sobre quiénes eran los “jefes” que habían otorgado licencias y, más importante, cuál era la contraparte cubana beneficiándose de unas inusuales “ventas al por mayor”.

Se habla de una cubana, posiblemente hija de un oficial de las Fuerzas Armadas, casada con el dueño de China Import; se rumora sobre algún que otro directivo de Suchel involucrado en un círculo de corrupción, algo usual en todas las empresas estatales de la Isla, pero nadie sale “oficialmente” a afirmar o desmentir, tampoco nadie se atreve a hablar “extraoficialmente” del asunto, lo que lleva a sospechar que el gato encerrado no es cualquier Michi, y quizás hasta sea hijo del mismo que saltó como liebre en junio pasado cuando el “Costco cubano” de Berroa, el “Diplomarket”........

© Cubanet


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