Crimen y concierto: todo huele muy feo
LA HABANA.- Todo huele muy feo. Desde el asesinato del represor Leonel Mesa Rodríguez hasta el concierto de Silvio Rodríguez en la Universidad de La Habana. Pareciera que no tiene relación una cosa con la otra pero resulta que el mal olor a “montaje” en ambas las relaciona más de lo que pudiera aparentar.
La dictadura, asfixiada por las sucesivas crisis, no solo está desesperada sino que, además, no encuentra cómo revertir con “buenas noticias” una impopularidad y un enojo generalizados, peligrosos, sino inventándose historias que si no la hacen ver como “triunfadora” al menos la reafirman en ese útil papel de víctima asediada, incomprendida que le permitiría legitimar un aumento de la represión a niveles “justificados”.
En tal sentido, la “causa palestina” (para ganar apoyo entre quienes la usan ahora con toda mala intención política tanto en Europa y los Estados Unidos como en esos grupos de izquierda que ya no comulgan con el régimen cubano) y el refuerzo del mito de una “oposición violenta” que necesita de mano más dura y hasta de la pena de muerte, están articulados en una misma estrategia que solo tiene como fin esquivar o suavizar las sanciones y rechazos en el plano internacional que pudieran llegar una vez desatada la violencia a niveles muy superiores a los de la llamada Primavera Negra de 2003.
Los que, aún no enterados del servilismo del artista, esperaron por que Silvio Rodríguez, en vez de a Palestina, les cantara a los estudiantes que protestaron contra el tarifazo de ETECSA (cual modo grosero de controlar el acceso al internet y las redes sociales) y que enfilara su “Ojalá” contra quienes aún no han respondido las demandas, terminaron defraudados una vez más, y no solo eso, sino que fueron atrapados entre muros y represores en una escalinata que, al menor estallido de........
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