Faltan dos minutos para recibir el lunes y acabo de hacer dos hallazgos que me dejaron atónita, pero no con sobresalto, sino laxa, curiosa como esos adagios con los que empieza sus conciertos Hauser, el chelista croata émulo de Elvis Presley, antes de contagiar al público su sicalíptico frenesí.

El primero es que no lograba recordar si ya traje a este blog una de las canciones de Arjona que me gustan, y cuando entré a mi archivo digital para verificarlo, descubrí que he escrito de un montón de situaciones, personas y melodías que ni recordaba, ¡yo, que tanto alardeo de mi memoria histórica!

Sí, ya sé: son casi nueve años de entrega semanal… Pero si fuera por eso olvidaría las primeras crónicas, y resulta que son las más fresquitas en mi mente, junto a algunas paridas en pleno arrebato creativo años después, que solo de ver su caricatura o leer el título vuelven a flor de piel con las vibraciones de entonces.

La canción de marras me gusta tanto por su letra como por su música melancólica, y además porque........

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