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Safaris humanos durante el sitio de Sarajevo

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18.11.2025

Hay noticias que te golpean como un puñetazo, te impactan y no dejan de merodear por tu cabeza durante un tiempo. A mí me ha pasado con la historia de los “safaris humanos” en Sarajevo, que se dieron durante el despiadado asedio que sufrió la ciudad. El más prolongado en la historia de la guerra moderna, pues duró casi cuatro años, entre 1992 y 1996. Además de dejar una ciudad devastada, los bombardeos y los francotiradores mataron a más de doce mil personas, de las cuales el 85 % eran civiles.

El escritor Enzio Gavazzeni ha investigado en profundidad cómo centenares de personas acudían los fines de semana en viajes organizados, que simulaban llevar ayuda humanitaria, para asesinar impunemente a desconocidos. Pagaban enormes sumas de dinero por apostarse con fusiles francotiradores en las colinas que rodean la capital bosnia y disparar a civiles desarmados. Matar bebés y niños era más caro, los siguientes en la tarifa eran los hombres uniformados y después las mujeres, a las personas mayores se les podía matar gratis.

El perfil de quienes acudían a disfrutar asesinando eran hombres ricos e influyentes: notarios, abogados, ejecutivos o empresarios, así como simpatizantes de la extrema derecha. La mayoría provenía del norte de Italia, pero también de otros países, incluida España. Mataban sin mancharse, con suficiente distancia como para deshumanizar al objetivo, con suficiente proximidad como para disfrutar del poder de quitar una vida.  

No es la primera vez que se divulga esta información, pero nunca con tal nivel de detalle y por primera vez con una causa judicial abierta. La noticia resuena especialmente en estos tiempos donde exhibir crueldad se ha vuelto un distintivo político. Steve Taylor, profesor de Psicología en la Universidad de Manchester, explica que la crueldad está íntima y directamente relacionada con la pérdida de empatía. Si alguien no puede sentir el sufrimiento de otras personas, se facilita que pueda provocarlas dolor, justificar su explotación o asesinato. También Rita Segato habla de la pedagogía de la crueldad, para describir el proceso de pérdida de sensibilidad social ante el sufrimiento ajeno. Actos que enseñan, habitúan y programan a las personas para transmutar lo vivo y su vitalidad en cosas. 

Hombres desconectados, tremendamente narcisistas y ambiciosos, sin compromisos interpersonales y con un fuerte impulso por poseer riqueza y ejercer el poder. Francotiradores como metáfora del aislamiento y el individualismo omnipotente. Así son muchas de las figuras de éxito que este modelo socioeconómico proyecta, por lo que no debe sorprendernos que desde el punto de vista psicológico haya una proporción mucho mayor de psicópatas entre los líderes políticos y

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