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La inflación y el tipo de cambio a Chonchocoro

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Moody’s, esa tía estricta de los mercados financieros, o esa vieja metiche, dirán algunos, una vez más nos baja la calificación a Ca, un grado que en el mundo de los negocios significa que vamos camino al default. O como quien dice, "a un pasito de la suspensión de pagos, pero con estilacho": modo pechito de bronce, puño en alto, mirada de trovador de guitarreada de izquierda y pasito de llamerada rumbo al abismo económico.

Moody’s advierte, con la delicadeza de un elefante en una cristalería, que las reservas internacionales líquidas de Bolivia se han desplomado a unos modestos 50 millones de dólares. Sí, cincuenta. Apenas lo suficiente para pagar una semana de importación de combustibles. Además, el propio Gobierno ha informado que pondrán en empeño 18 toneladas de oro de las reservas internacionales. Es decir, las últimas joyas de la awicha irán a parar a alguna esquina del mercado financiero… pero, por supuesto, a un precio más bajo que su valor actual. Todo aquel que alguna vez, por necesidad, tuvo que empeñar su anillo de bodas, sabe que jamás te lo pagan al precio original.

Pero la mayoría de los bolivianos sabemos que esta situación de apuro no es de ahora; la venimos labrando desde hace mucho tiempo. Es el resultado predecible de una década persistentes, de déficits fiscales, más gastos que ingresos, del 7,3% del PIB, déficits de cuenta corriente, importaciones mayores a exportaciones, del 2,6% del PIB, y una política energética que consistió en vender gas… hasta que ya no hubo gas. Las ventas externas de este hidrocarburo bajaron de 6.500 millones de dólares en 2014 a 1.500 millones en........

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