2025/2030 periodo clave para la reforma energética boliviana
Urge, de verdad, hacer una reconstrucción de la arquitectura legal de la industria de electricidad en Bolivia, para atraer inversiones con rapidez.
Un par de ejemplos de las bondades de la inversión privada en este rubro: Brasil es uno de los países latinoamericanos más atractivos para inversiones en energía renovable, ocupa cuarto lugar a nivel global en inversiones privadas en generación de energía vía eólica/solar, convirtiéndose en el segundo país con mayor aumento de electricidad eólica en 2023, después del ultra/consumidor de carbón la China comunista.
Otro caso emblemático de la importancia de la inversión privada en la industria es Chile: 2024 cerró con una inversión récord de USD 5.695 millones en el sector, lo que representó un crecimiento del 231% en comparación con el 2023. De modo que la generación eléctrica vía energía renovable no convencional consolida liderazgo, representando el 51% de la capacidad instalada del sistema eléctrico chileno. Las centrales solares fotovoltaicas lideraron con 11.746 MW, seguidas por la energía eólica (6.470 MW) y el gas natural (4.862 MW).
Adicionalmente, Chile lidera lo que se denomina “flexibilidad eléctrica”, vale decir capacidad de un sistema eléctrico para adaptarse rápidamente a variaciones en oferta/demanda de energía, garantizando la estabilidad de la red. Esto es esencial en la transición energética, donde las fuentes renovables variables como la solar y la eólica generan electricidad de forma intermitente (por ejemplo, el sol no brilla de noche o el viento varía). La flexibilidad permite equilibrar estos desajustes mediante mecanismos como el ajuste de generación, la respuesta de la demanda (demand-side management) o la integración de tecnologías que absorban excedentes y liberen energía cuando sea necesario. Esto evita intermitencias, apagones o ineficiencias.
El almacenamiento (o storage) es un pilar clave de esta flexibilidad. Consiste en tecnologías que capturan energía........© Correo del Sur
