Demoliendo hoteles: una imagen de las elecciones legislativas en Argentina
El autor de esta columna analiza los resultados de las legislativas del 26 de octubre recién pasado en Argentina, y proyecta los posibles escenarios que se abren, hasta el de una reelección de Javier Milei. Sostiene que «Argentina entra así, una vez más, a una zona de promesas. El temblor pareciera haber pasado. El país le devolvió la motosierra a Milei y le permite profundizar su trabajo. Con el tercio del Congreso asegurado, se abren varios escenarios posibles para los próximos dos años. El primero es el de la consolidación (…) El segundo escenario es la parálisis social (…) Queda la tercera vía: la guerra total».
Créditos de portada: Agencia Parla Vía / Agencia Uno
El domingo 26 de octubre, Argentina no fue a votar: fue a terminar una demolición. Si las elecciones presidenciales de 2023 fueron el prólogo rabioso, la elección de ese fin de semana para elegir diputados y renovar parte del Senado fueron el estruendo, casi una puesta de lápida, a la política tradicional del país trasandino. Buenos Aires representó la ciudad de la furia y las provincias confirmaron que ahora el mapa y la ruta es otra. A pesar de los escándalos y conciertos, el oficialismo de Javier Milei logró sobrevivir, tiñendo de púrpura la mayoría del país.
Ahora, si bien los resultados no le entregaron la posibilidad de reescribir las reglas institucionales, sí tiene el respaldo de la primera minoría de los ciudadanos argentinos (un 40,7% a nivel nacional). Como en toda gran obra argentina, la historia principal no está en el aplauso del ganador, sino en el silencio de los que cayeron y, sobre todo, en los que ni siquiera asistieron a la función.
Luego de la caída de la dictadura argentina y la victoria de Alfonsín, la historia política argentina repitió el mismo patrón: en las elecciones de medio término el oficialismo siempre pierde. Desde la ciencia política lo entendíamos como el “voto castigo”: aquel momento en que la sociedad, decepcionada de la luna de miel, le da un tirón de orejas al gobierno. Pasó con Alfonsín, con Menem, con De la Rúa, con Néstor y Cristina Kirchner y con Macri (aunque para ser riguroso, este último empató). Sin embargo, el domingo 26 de octubre, Javier Milei se transformó en el matador que rompió la tradición. Todo esto bajo la complicidad de la oposición que, en la práctica, no hizo nada por establecer un discurso claro que propusiera un modelo de........





















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