Testimonio: Relatoría de una detención en tiempos de decadencia
Por Alina Bárbara López Hernández*
Ofrezco disculpas por la demora en publicar una relatoría de lo ocurrido en Matanzas este jueves 18 de diciembre; quise ser exhaustiva, pues sé de la preocupación de muchísimas personas y medios.
Lo que pasó no fue solo un ejemplo más de violación de derechos humanos en Cuba, de las arbitrariedades de un Estado represivo y dictatorial y de la inoperancia de una Constitución que establece derechos ciudadanos en un sistema político que nos excluye e impide su ejercicio. Lo que sucedió es evidencia asimismo de la notable debilidad de ese Estado, del convencimiento que tienen los que gobiernan de su impopularidad y falta de base social de apoyo, de su miedo a perder un poder que saben cuestionado y que hace agua por todas partes.
Ese temor los llevó a la decisión de detenerme, tras varios meses de no impedir mi protesta. “Dejarme tranquila” había sido una estrategia encaminada a “quitar presión sobre un objetivo”, como me explicó un antiguo agente de inteligencia; pero tuvieron que volver a su modus operandi, pues exactamente el 18 de diciembre sesionaba online la Asamblea Nacional, por ende, los diputados matanceros entraban desde temprano a la sede del Gobierno provincial, situado en áreas del Parque de la Libertad. Un amigo me contó después que había muchos policías custodiando a los representantes del poder popular más antipopular de la historia.
Soy honesta cuando digo que no me percaté de la coincidencia. Es tan irrelevante la Asamblea Nacional, mucho más cuando sesionaba en la distancia, que no asocié mi detención, hasta mucho después, con la reunión de diputados. No se trataba de un acto violento por mi parte, pero los ilustres diputados no podían con la imagen de una persona portando un cartel que pedía la libertad de los presos políticos.
A continuación, hago un breve relato de lo acontecido por las muchas lecturas que puede aportar a nuestro accionar cívico.
La detención
Fue en el mismo sitio de otras ocasiones, a la salida del reparto en que vivo, casi al llegar al estadio Victoria de Girón. Como siempre, no existía una orden de detención, y los patrulleros, un hombre, y una mujer joven, dijeron ignorar las razones.
Siempre entablo conversación y les explico que al no estar cometiendo yo un delito en flagrancia, ellos deben tener una causa, al menos verbal, para detenerme, de lo contrario estarían violando mis derechos como ciudadana. La oficial me dijo que yo tenía la razón, pero que a ellos no les habían explicado nada, solo que me condujeran, y que tenían que obedecer la cadena de mando.
Aproveché para decirles que esa misma ha sido la justificación de crímenes, desde los nazis hasta las dictaduras militares en Argentina; no obstante, accedí a montar en la patrulla y saqué el teléfono para avisar a mi hija. Al verlo me lo pidieron, pero les dije que pasaría un mensaje, lo cual no objetaron. Después lo entregué, con el comentario de que ese........





















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