Venezuela no come miedo
Frente a las amenazas del Imperio, la Revolución Bolivariana reafirma el derecho a la soberanía y a la autodeterminación
La agencia británica Reuters lanza un titular de alto calibre: Estados Unidos despliega el crucero de misiles guiados Lake Erie y el submarino nuclear USS Newport News en el sur del Caribe. A la lista se suma el envío previo de un escuadrón anfibio, compuesto por el USS San Antonio, el USS Iwo Jima y el USS Fort Lauderdale, con 4 500 efectivos a bordo, incluidos 2 200 infantes de marina. Un arsenal digno de película hollywoodense que, según la narrativa mediática, vendría a enfrentar a los cárteles de la droga.
El 18 de agosto, la misma agencia reportó la inminente llegada de los destructores USS Gravely (DDG-107), USS Jason Dunham (DDG-109) y USS Sampson (DDG-102), supuestamente rumbo a las costas venezolanas. El efecto inmediato fue llenar pantallas y redes sociales con titulares de invasión.
La realidad, según documentó el portal web venezolano La Tabla, era distinta: esos buques estaban asignados a otras misiones bajo Comando Norte del Pentágono y no al del Sur. Pero la verdad nunca ha sido un requisito indispensable en las operaciones psicológicas.
Lo que vemos no es un despliegue militar clásico, sino una psyop mediática, diseñada para fabricar miedo, criminalizar al gobierno de Nicolás Maduro y reforzar la idea de que Venezuela constituye una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Como advierte el periodista Víctor Hugo Majano de La Tabla, la jugada busca “capturar titulares en medio de una ofensiva comunicacional contra Caracas, atravesada por la disputa energética y la reconfiguración del narcotráfico en el Caribe”.
No se trata de proteger a nadie de la cocaína. Se trata de condicionar agendas, justificar sanciones y habilitar posibles........
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