El profesor que enfrentó al bonchismo
Ramiro Valdés Daussá tuvo dos grandes pasiones: la Revolución y la Universidad, y a la segunda ofrendó su vida
Por. / PEDRO ANTONIO GARCÍA*
A finales de la década de 1930 a la Universidad de La Habana (la única existente en el país) le aquejaba un terrible mal: el llamado “bonchismo”. Grupos organizados de antisociales se dedicaban en la alta casa de estudios a falsear notas y expedientes académicos, cometer escandalosos fraudes en los exámenes, extorsionar a estudiantes y profesores e incluso apelaban a golpizas y al asesinato.
De acuerdo con varios historiadores, el vocablo proviene de la palabra inglesa bunch que significa banda, pandilla. Si prosperó entonces, se debió a la actitud complaciente y cómplice del gobierno de Federico Laredo Bru (en realidad gobernaba Batista, coronel jefe del ejército) y las autoridades universitarias. Solía apuntar la docente e investigadora Niurka Pérez Rojas que el rector Méndez Peñate pecó de paternalismo encubierto y manifiesta debilidad ante eso, hubo profesores, como el decano de la Facultad de Derecho Guillermo Portela o los catedráticos Raúl Fernández Fiallo y Calixto Masó, que toleraron y apañaron a los pandilleros, además de utilizarlos en sus aspiraciones académicas y politiqueras.
Por otra parte, Fulgencio Batista ponía y quitaba presidentes de la República y tenía al Congreso sometido a su voluntad, usó el bonchismo a su gusto y conveniencia, en opinión de Raúl Roa García, “para desacreditar al movimiento popular y restarle beligerancia a la protesta estudiantil contra los crímenes y robos de su omnímodo mandato durante 11 años”.
Combatientes antimachadistas presos en el castillo del Príncipe que compartieron cárcel con Ramiro. / Archivo de BOHEMIAEn 1937 el exguajirito de Banes, al percatarse de que no podía seguir gobernando con métodos represivos, ejecutó magistralmente la llamada “apertura democrática” (liberación de más de 3 000 presos políticos, restablecimiento de la autonomía universitaria, legalización de los sindicatos y los partidos políticos, entre ellos el Auténtico y el Comunista, convocatoria a elecciones con el fin de redactar una nueva constitución), la cual dejó casi sin argumentos a la oposición. Aparte de que el sargento devenido coronel tenía aspiraciones presidenciales.
Según el historiador Pablo Llabre, fue el coronel Jaime Mariné quien propuso la idea de introducir en la Universidad a un grupo de agresivos “estudiantes pseudorevolucionarios que estuviesen bajo su control y mediante la violencia y la intimidación dominasen las distintas escuelas para evitar futuros actos de rebeldía”. El dinero que compraría a los pandilleros, nos cuenta el colega Ciro Bianchi, saldría de los fondos de la recién creada Dirección de Deportes, regida por Mariné.
Roa calificó certeramente al bonchismo de “una........





















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