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¿Por qué acusa el historiador Éric Toussaint a China, India y Rusia de ser “socios invisibles” del horror en Palestina?

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Mientras los cielos de Gaza se tiñen de rojo y los niños palestinos mueren bajo los escombros, las potencias emergentes del planeta —los BRICS— prefieren mirar hacia otro lado. ¿Se han convertido en cómplices silenciosos de uno de los mayores crímenes de nuestra era? ¿Es el comercio más importante que la vida?       En un extenso artículo rubricado por Éric Toussaint en el digital portavoz del «Comité de Defensa para la abolición de las deudas ilegítimas», el historiador y politólogo belga plantea, aportando todo tipo de datos, fuentes y estadísticas, varias interrogantes sumamente incómodas, pero también fundamentales:   ¿Por qué los BRICS no han condenado abiertamente lo que muchos califican como un genocidio en Gaza?   ¿Por qué una buena parte de los países fundadores de esa organización no solo mantienen relaciones comerciales privilegiadas con el Estado de Israel, sino que además le suministran armamento que luego utilizarán para bombardear Gaza?   A través de un análisis profundo y extraordinariamente documentado, Toussaint nos muestra las flagrantes contradicciones entre el discurso y la práctica de estas potencias capitalistas emergentes. Aunque los BRICS se presentan como una alternativa al poder occidental su respuesta ante la tragedia palestina ha sido tibia, evasiva y, en muchos casos, cómplice.   Para tratar de entender este fenómeno, avisa Éric Toussaint, conviene observar con detalle las posiciones individuales de sus miembros más destacados: China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica.   Cada uno de ellos tiene una relación particular con Israel, y estas relaciones están marcadas por intereses económicos, geopolíticos y militares que explican, aunque no justifican, su pasividad o ambigüedad ante la catástrofe humanitaria que se está produciendo en Palestina.   China: el silencio estratégico del mayor proveedor de Israel   China es, actualmente, el primer socio comercial de Israel. Esta relación ha ido fortaleciéndose año tras año. Según Toussaint, las exportaciones chinas a Israel pasaron de 13.000 millones de dólares en 2022 a cerca de 19.000 millones en 2024, y en 2025 han seguido creciendo.   Es decir, mientras se desarrollaban operaciones militares en Gaza con miles de víctimas civiles, el comercio bilateral no solo no se interrumpía, sino que prosperaba.   «Drones vendidos por empresas chinas están siendo utilizados por el Ejército israelí para cometer crímenes de guerra contra los palestinos»   Pero más preocupante aún es el hecho de que productos tecnológicos de origen chino, como drones fabricados por empresas como «Autel Robotics» y DJI, estén siendo utilizados por el Ejército israelí en acciones que organizaciones internacionales como Euro-Med Monitor han denunciado como crímenes de guerra.   Estos drones, originalmente diseñados para uso civil, han sido modificados para lanzar explosivos sobre áreas densamente pobladas, provocando muertes de civiles, incluidos niños y niñas.   Pese a las reiteradas advertencias de la ONU y las recomendaciones para que las empresas actúen conforme al derecho internacional, las autoridades chinas no han tomado medidas para impedir este tipo de prácticas comerciales. Tampoco han cuestionado públicamente a Israel. En la Cumbre de los BRICS de 2025, China evitó el uso de cualquier término contundente como “genocidio” o “limpieza étnica”.   Rusia: diplomacia ambigua y relaciones opacas   La postura rusa es otro ejemplo de ambigüedad deliberada. Aunque Vladimir Putin mantiene una retórica crítica hacia Occidente y se presenta como defensor de un orden internacional multipolar, no ha condenado el accionar israelí en Gaza. Es........

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