La soberbia del mal
El mal se ha apoderado de nuestra Venezuela. La camarilla roja no se conforma con el brutal daño infligido a la nación. No se inmutan ante el saqueo de las finanzas públicas por parte de la legión de oportunistas y traficantes instalados en diversas posiciones de poder. Tampoco les importa la destrucción de toda nuestra estructura económica ni las consecuencias sociales derivadas de ese expolio: ocho o nueve millones de venezolanos dispersos por el mundo, pueblos y ciudades vacías y el colapso de las familias.
Los efectos de la aplicación de las recetas del llamado “socialismo del siglo XXI” no les genera preocupación alguna. Al principio negaron el fenómeno migratorio; luego buscaron excusas y culpables. Lo único que verdaderamente les interesa es mantenerse en el poder, y para ello recurren a todo tipo de maniobras y crímenes: desde asesinar y encarcelar adversarios hasta confiscar partidos y contratar mercenarios disfrazados de opositores. Se han aliado con el crimen organizado para garantizar más dinero y más poder.
Pero ese mal, además de cruel y destructivo, es soberbio. Sus jefes se sienten invulnerables,........
© Analítica
