Sexo, política y cintas de vídeo
En la política, como en la pornografía, el consumidor acaba asumiendo que todo es mentira, pero el votante, como el voyeur, acaban autoengañándose: lo que verdaderamente importa no es la verdad, sino la capacidad de excitación. La distancia que hay entre la política vulgarizada de los tiempos que nos toca vivir y la política de hace tres décadas es el mismo trecho que va desde el erotismo hasta la pornografía. Por eso, muertas la sutileza y la inteligencia, la catarsis colectiva del nuevo milenio nos lleva a consumir vídeos generados por inteligencia artificial para excitar nuestros sentidos políticos primarios. En ese sentido, todos........
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