Decrecer, transformar y escuchar: las tres claves para luchar contra el impacto del turismo masivo
¿Crisis?, ¿qué crisis? Este año se cumplen 50 años de la publicación del álbum de Supertramp titulado así. En la portada del disco, una persona descansa tumbada plácidamente tomando el sol en una tumbona bajo una sombrilla, en un solar degradado y lleno de escombros y coronado por un paisaje grisáceo de chimeneas humeantes y tóxicas. Esta imagen resume muy bien lo que está ocurriendo con el desarrollo urbanístico y el turismo en las costas españolas. Mientras el sector turístico y el urbanismo costero deberían estar repensándose radicalmente para adaptarse a los efectos del cambio climático y para garantizar la restauración de los ecosistemas costeros que mitigarían esos impactos, están tranquilamente pensando en crecer, crecer y crecer.
Veamos unos datos que lo atestiguan: en 2024, España superó holgadamente los 93 millones de turistas extranjeros. Esto consolida una tendencia de crecimiento de visitantes desde la década de 2010 sólo interrumpida por los años de la pandemia de Covid-19. Aunque el Estado recibe ya visitantes durante todo el año, la mayor parte sigue concentrándose en los meses de verano y en las zonas costeras. En 2024, hubo 8 provincias que recibieron más de un millón de turistas en verano. 17 de ellas son zonas costeras. A esto le debemos añadir el turismo interior que sigue eligiendo la costa como principal destino durante la época estival. En 2024, de las 20 provincias más visitadas por turistas nacionales, 17 estaban en la costa. A esta concentración de visitantes debemos sumarle los residentes. El 39,2% de la población censada en España en 2020 (más de 18,5 millones de personas) vive en la costa2 , una densidad de población de 429,4 hab/km2 que se concentra en el 8,6 % de la superficie de España. Estas tres dinámicas son el caldo de cultivo perfecto para la especulación inmobiliaria. Y de eso en España sabemos mucho.
Si nos fijamos en la expansión del urbanismo en las zonas costeras, encontramos tres grandes tendencias. Por un lado tenemos el clásico urbanismo expansionista que ha alicatado, literalmente, la costa española. Desde el desarrollismo de los años 60 con su lema “Spain is different” y la consolidación del turismo de sol y playa ya en la democracia, pasando por la burbuja inmobiliaria en la primera década del siglo XXI, hasta la actualidad con la irrupción del llamado turismo de plataformas, este modelo de especulación inmobiliaria siempre........
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