En pleno agosto, mientras gran parte del mundo empresarial baja el ritmo y los correos electrónicos se llenan de respuestas automáticas, hay un sector que no detiene su marcha: los emprendedores. Para ellos, el verano no es solo un paréntesis, es una oportunidad para tomar las riendas de su proyecto. Porque, como bien saben quienes emprenden, si se desconectan por completo durante demasiado tiempo, al regresar podrían encontrarse con un negocio que ha perdido inercia.

Este rasgo de “estar permanente” define silenciosamente el emprendimiento. No es extraño ver cómo, incluso en los días más calurosos, los emprendedores siguen llegando a nuestros hubs con la misma energía de siempre. A menudo, lo hacen acompañados de una sensación de soledad: cada correo que envían devuelve varias respuestas automáticas de “estoy de vacaciones”, recordándoles que, mientras otros descansan, ellos siguen pedaleando. Sin embargo, este aparente aislamiento es también una ventaja, ya que el verano también ofrece un tiempo y un silencio que brilla por su ausencia durante los meses más frenéticos.

Una ventana para la estrategia

Las semanas estivales son, paradójicamente, uno de los mejores momentos para replantear el rumbo del negocio. Con........

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