Gaza y el bulo del genocidio
Las protestas contra el genocidio de Gaza presuntamente perpetrado por Israel comenzaron con el ataque israelí a Hamás tras el atroz pogromo del 7 de octubre pasado, que se cobró la vida de 1.200 israelíes sorprendidos en un día de fiesta y tras lanzar más de 5.000 misiles desde Gaza. Hamás sabía perfectamente qué hacía y qué buscaba al precio que fuera: provocar la respuesta militar de Israel y desacreditar al estado judío en pleno auge del antisemitismo, dentro de una ofensiva contra las democracias no vista desde los peores años de la Guerra Fría a cargo de una coalición con protagonismo de Irán, la república islamista que exige la aniquilación de Israel.
Quienes apoyan a Gaza, en realidad a Hamás, dan por probado el genocidio de civiles palestinos indefensos. Pocos, si hay alguien, ponen siquiera en duda las pruebas aportadas por Hamás y simpatizantes, UNRWA inclusive, convertidos en juez y parte. Mientras, se ignoran por sistema los alegatos de Israel, en clara inferioridad para defender su posición, o cualquier dato que desmienta el genocidio. Es evidente que la destrucción y las bajas son muy elevadas en la franja de Gaza, pero la unanimidad en la acusación y el aire de dolo prefabricado por Hamás, enteramente consciente de las consecuencias materiales desencadenadas por su salvajada, obliga a preguntar si, en efecto, es un genocidio.
Por genocidio se entiende el asesinato deliberado y masivo de una población dada, o “delito perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”, según las Naciones Unidas. El concepto, relativamente nuevo, se propuso........
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