El giro trumpista y la babia europea
Hay muchos indicios de que la democracia liberal puede salvarse por donde menos se esperaba: por políticos heterodoxos venidos del populismo conservador y enemigos acérrimos del populismo woke izquierdista. La historia acostumbra hacer estas bromas, así que muy pocos expertos y politólogos, esa coalición del conformismo político, admitía que líderes como Meloni, Bukele o Milei iban a lograr no solo llegar a la cúpula del poder de sus países, sino establecer políticas eficientes sin renunciar a decisiones muy duras.
Giorgia Meloni, que sufrió tantas burlas del izquierdismo ultrafeminista precisamente por no medrar a la sombra de un macho alfa galapagarensis, no solo no ha hundido a Italia en el fascismo resucitado, sino que está consiguiendo cada vez más influencia europea: la prueba es que el discurso de la Comisión sobre inmigración y refugiados ya no es el de Angela Merkel, sino el suyo. Es posible que no tanto por los planes concretos italianos de exportar inmigrantes ilegales, parados por la justicia, como por la falta de ideas y de simple realismo político en los viejos partidos y poderes. Otra prueba: los socialdemócratas escandinavos han admitido que sus políticas de asimilación han fracasado permitiendo instalarse a mafias de narcotráfico que pretendían combatir con asistentes sociales, y que se acabó esa ingenuidad tan contaminada de cierto supremacismo cultural (¿quién no iba a querer hacerse el sueco si hasta le pagaban para que lo hiciera?)
Respecto a Bukele, ha logrado la caída en picado de la violencia de las maras, que aterrorizaban al país y bloqueaban cualquier política de desarrollo. Es cierto que ha recurrido a medidas feas como abrir cárceles inmensas y tratar a los detenidos como desechos humanos,........
© Vozpópuli
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