Columna de Gonzalo Cordero: Pensiones sin gracia
Entre sus muchas acepciones, la gracia es un don que Dios concede a los seres humanos y que les permite transitar el camino a la salvación: “Llena eres de gracia”, dijo el Arcángel Gabriel a María. Pero la gracia no es exclusiva de la religión, el Estado moderno también concede sus dones; así, por ejemplo, entrega la nacionalidad “por gracia” y concede pensiones bajo esta calificación, como una manera de retribuir a quienes han creado valor para la comunidad en las artes, el deporte, las ciencias o cualquier otra actividad encomiable realizada a nivel excepcional.
A través de la gracia se expresan los máximos valores de una sociedad. Alguna vez leí que Estados Unidos, celoso guardián de su nacionalidad, solo la habría concedido extraordinaria y graciosamente a dos personas: Lafayette........
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