De ferrolano a ferrolana
Un buen orador se divierte hablando. Hay en Parlamento tipos que, cuando toman la palabra, nunca sabes si están soltando un discurso o teniendo un hijo. Se aprecia en el tono, en las formas, en las miradas y sudores, y en la manera de plantarse, como un ficus o como un torero. Hay quien escupe las palabras tropezando con la gramática y se le atropellan las ideas, no por exceso, sino por defecto. Las ideas brotan con soltura cuando uno las tiene bien compactas, y se tiran de cabeza al centro del hemiciclo una tras otra cuando la olla está vacía, que más que de un discurso habría que hablar de un suicidio.
Experta en suicidios oratorios es, sin duda, María Jesús Montero, a quien Dios bendijo con cualquier cosa, supongo, menos con el talento para la oratoria. En el otro extremo se descubre cada día más como un orador incisivo y audaz Miguel Tellado. No es que no lo fuera años atrás en Galicia, sino que saltar de un parlamento autonómico al Congreso de los........
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