Isabel
Se le ve entre el dolor y la tristeza, sin deponer las ganas de salvar a los heridos. Anda con ropas raídas y el peso en los ojos de sus 68 años, tras haber visto muchas muertes y separaciones. No hinca las rodillas ni anda cabizbaja, aunque la lejanía de su hijo mayor duela más allá de los perímetros del alma.
Es Isabel María de Valdivia, la matriarca del campamento de El Saltadero, en tierra espirituana. Y en cada palabra trata de esconder la angustia por el complejo contexto de octubre de 1895 y la herida profunda por la larga separación de 15 años sin recibir el calor de un abrazo que solo toca en sueños.
Solo ahí, en la garganta profunda de la madrugada, arrulla a su Serafín, el niño que llegó a mayor general a golpe de machete e inteligencia, en la manigua redentora y en el exterior del país. El mismo que le arrancó desvelos desde antes de abrir los ojos. Temía que su segundo parto —ocurrido el 2 de julio de 1846— le arrebatara las mismas lágrimas que su primogénita Ana del Carmen,........
© Juventud Rebelde
visit website