El mundo es de los garrulos
Isabel Díaz Ayuso, en una imagen de archivo. / Comunidad de Madrid / Europa Press
Vivimos tiempos en los que la elegancia es un valor que cotiza a la baja. Cada vez es más frecuente el líder vociferante, malencarado, faltón y con tendencia a golpearse el pecho con los puños, cual King Kong. Está claro que los que, como yo, somos estéticos, estamos perdiendo la partida ante los gorilas.
Si oyes las conversaciones de los catetos del trío de la bencina, no es ya que descalifiquen y cosifiquen a las mujeres, es que si esas grabaciones cayeran en manos de los alienígenas, tendrían motivos más que suficientes como para acabar con la humanidad. Ese virus del garrulismo militante, en el que incluyo desde Trump y Putin al más que patético dirigente de una Cámara de Comercio de cuyo nombre no quiero acordarme, viene infectándonos desde hace una década.
Soy capaz de no escandalizarme por las tropelías de políticos y asimilados, considerando que, de uno en uno hay alguno salvable, pero que, en conjunto, son las plagas de Egipto. Pero una cosa es que tolere que me roben y otra que esté dispuesto a sus chulerías. Un poco de “finezza” no vendría mal para hacer de este planeta un sitio más amable, pero no sé cuándo cambió la tendencia y ahora parece que........
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