De la Inteligencia Artificial a la Creatividad Artificial
En poco más de una década hemos pasado del asombro ante los primeros asistentes digitales a convivir con algoritmos capaces de escribir novelas, componer sinfonías y sugerir hipótesis científicas.
Ese salto cualitativo obliga a replantear la cuestión central: ya no basta preguntar qué puede predecir la Inteligencia Artificial (IA), sino qué puede imaginar.
De esa inquietud nace la Creatividad Artificial, una fase pos-predictiva en la que las máquinas dejan de limitarse a continuar patrones y comienzan a plantear mundos posibles.
Comprenderla requiere mirar al Sistema 3, un modelo conceptual que he propuesto sobre la creatividad humana como la fusión de intuición (Sistema 1) y razonamiento deliberado (Sistema 2) en “pensamientos de pensamientos” capaces de transformar la mente y el entorno.
Cuando un modelo generativo combina su estadística interna —esa intuición hecha de grandes volúmenes de datos— con bucles de autoevaluación, memoria externa y retroalimentación humana —el equivalente algorítmico de la razón— se aproxima a esa arquitectura y se vuelve, en sentido estricto, creativo.
Los primeros chatbots funcionaban como diccionarios de autocompletado gigantes: extrapolaban probabilidades y entregaban la palabra más plausible. La llegada de los transformadores multimodales añadió dos ingredientes decisivos. Por un lado, un planificador que evalúa la coherencia........
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