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Hacia un modelo urbano que ponga la vida y la sostenibilidad en el centro

2 17
friday

Nuestras ciudades crecen más rápido que su capacidad para ofrecer bienestar, equidad y calidad de vida. México es hoy urbano: 82% de la población —más de 100 millones de personas— vive en ciudades (Banco Mundial). En 1950 era 40%; en 1990, más del 70% (Inegi). La industrialización y las políticas de inversión impulsaron la migración del campo hacia grandes urbes como Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, transformando profundamente el territorio nacional.

La rápida expansión urbana superó la capacidad de los gobiernos para planificar y proveer servicios. La falta de suelo accesible y de planeación generó crecimiento disperso hacia periferias sin transporte, servicios ni equipamiento. Este modelo dependiente del automóvil incrementa traslados, consumo energético y emisiones, vacía los centros y expande periferias sin infraestructura. El resultado: urbes extensas y desiguales, con concentración de riqueza, exclusión habitacional y deterioro ambiental (Sedatu, Coneval).

El Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey ha analizado el crecimiento de 70 urbes mexicanas entre 1990 y 2020. En todas se observa el mismo patrón: expansión periférica acelerada y pérdida de población en los centros urbanos. Las ciudades ganan extensión, pero pierden densidad, cohesión y eficiencia.

En Monterrey, la población disminuye en cerca del 35% de su superficie urbanizada, donde se concentran empleo, hospitales y transporte público, lo que indica que más de un tercio del territorio con infraestructura consolidada pierde habitantes. Este patrón se repite: Ciudad de México 26%, Guadalajara 27%, Saltillo 21%, Culiacán 31%,........

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