La trampa de la descarbonización, ¿por qué medir solo la huella de carbono nos aleja de una sostenibilidad real?
Medir la huella de carbono pasó de ser un indicador de gestión ambiental a convertirse en una declaración de posicionamiento corporativo. Las empresas compiten por ser "carbono neutral" como si fuera una carrera de marketing.
Pero esta obsesión con la descarbonización no siempre es un progreso hacia una sostenibilidad empresarial integral. Puede llegar a convertirse en una ilusión peligrosa que nos tiene resolviendo el problema equivocado.
Seguimos aplicando el mismo pensamiento fragmentado que creó la crisis ambiental.
Empecemos por lo básico: el carbono no es inherentemente malo. Es la base de toda la vida en la Tierra. Los ciclos naturales existen gracias al carbono. Tratarlo como el enemigo a vencer revela qué tan desconectados estamos de cómo realmente funcionan los sistemas naturales.
Cuando reducimos todos los gases de efecto invernadero a "equivalentes de CO2", estamos simplificando deliberadamente. El metano es 25 veces más potente que el CO2 en términos de calentamiento global. Los óxidos nitrosos son 298 veces más dañinos. Pero como son más difíciles de medir y gestionar, los convertimos en "carbono" y seguimos adelante.
Esta simplificación permite tener métricas claras, reportes y metas que suenan ambiciosas. Pero tiene un costo: mientras perseguimos estos KPIs, ignoramos otros impactos que no caben en una calculadora de carbono.
Esto es solo un reflejo de la misma lógica que creó el problema original: abordar sistemas complejos con soluciones........© Expansión
