El #Metoo mediático
Desde tiempos paleolíticos, los machos hemos vertido nuestra soberbia y voluntad de poder en el cuerpo de las mujeres. Ante esta realidad incuestionable, las hembras de todo el planeta han aguantado estoica y traumáticamente esta cosificación vejadora o, haciendo uso de una ironía salvavidas absolutamente intencional, han utilizado su cuerpo y el consecuente baboseo que provoca entre los señores a la hora de prosperar vitalmente, laboralmente y económicamente. Sé que ahora está poco de moda asociar cierto carácter de supervivencia biológica a los dos géneros que inventó la providencia, pero cualquier observador del mundo podrá ver cómo la cultura occidental todavía educa los machos para abalanzarse sobre aquello que desean y relega a las mujeres a gestionar este tsunami de hormonas tan buenamente como puedan, con la sola ayuda de una solidaridad de género que se afana por pirarse de la pasividad en las relaciones.
La mayoría de las mujeres que conozco, ante una situación como la escena entre el bromista radiofónico Quim Morales y la humorista astróloga Ana Polo, habrían esquivado los morros del locutor con una sonrisa burlona y le habrían dicho al pobre crío que hiciera el puto favor de llevarlas a su casa en auto sin cobrarles el peaje........
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