Más allá de las narices
Sacó Apple sus gafas de realidad aumentada y el ruido se oyó en todas partes. Y aunque no es nada que no haya estado previamente en el mercado, cada vez que la marca californiana lanza algo el mundo presta atención porque sus productos suelen ser tan buenos como bonitos, una exitosa mezcla de dispositivo funcional y objeto del deseo.
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Mucha gente las ha criticado aduciendo que son demasiado recargadas y que aparatos de esa clase van a terminar tostándonos el cerebro. Yo coincido, pero creo también que oponerse a tales adelantos, por cuestionables que sean, termina convirtiendo a las personas en dinosaurios. Por otro lado, no hay nada de malo en volverse un dinosaurio, que es el proceso natural de la vida.
En mi caso, fue empezar este año y sentirme viejo por primera vez en la vida. Es que dos mil veinticuatro suena a algo tan lejano como improbable. Leo 2024 en cualquier almanaque y siento que el mundo en el que crecí ya no existe, que esta realidad es para los demás y que solo estoy acá........
© El Tiempo
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