Este Domingo de Ramos, recibimos las palmas benditas, pero notamos que las lecturas nos hablan de la Pasión y Muerte de Cristo (Lc. 22, 14 – 23, 56).

Cada sufrimiento de Jesús fue por mí y para mí de manera personal. Yo (cada uno de nosotros) personalmente estuve en el corazón y en la mente de Cristo en esos momentos. Así lo reconoce San Pablo cuando escribe en primera persona: “me amó a mí y se entregó a sí mismo por mí” (Gal. 5, 2).

Recordemos la oración en el Huerto de los Olivos, la noche antes de su muerte. ¡Qué sufrimiento tan atroz, pues esa noche pudo vislumbrar en qué consistiría su Pasión y Muerte! Es como si hubiera sufrido su........

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