Como un clásico dominguero
Como no tuve la oportunidad de escucharlo en vivo, los médicos trabajamos más de lo que nuestro gobernante cree, tardé un poco en darme cuenta de que lo que realmente me impactó del debate Gaona vs. Montenegro no fue el contenido, sino la reacción colectiva que éste desató: una mezcla de celebración, júbilo y hasta epifanía frente a lo que, en realidad, no debería ser más que el estándar mínimo en una democracia saludable. Ver tanta admiración porque alguien argumenta, porque expone razones, porque construye una línea de pensamiento sin recurrir al grito fácil ni al dogmatismo de las redes sociales, realmente me sorprendió. ¿Cómo llegamos al punto de considerar excepcional lo que debería ser simplemente normal?
En una sociedad saludable, argumentar con respeto, hilando datos, contexto y consecuencias, no debería provocar fascinación ni idolatría. Debería ser el estándar. Ese tendría que ser........
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