Tiempos de auditorías y juicios de responsabilidades
La impunidad embrutece a una sociedad. La impunidad es una afrenta a los derechos humanos, provoca desigualdad, discriminación, profundiza grietas sociales y culturales; quiebra las normas y leyes vigentes en un país, pulveriza la moral y la ética del comportamiento de los funcionarios públicos, pero fundamentalmente, la impunidad es complicidad. Y, en estos tiempos “nuevos”, no creo que nadie quiera –en lo más íntimo de su conciencia– ser cómplice de más de 20 años de saqueos, abusos y negligencias en el Estado Plurinacional de los masistas y no de los bolivianos.
Nadie debería –siquiera– tratar de proteger o negar procesos de investigación a la pasada administración de los recursos de todos los bolivianos, los mismos que fueron groseramente desfalcados para pecunio propio, para el beneficio inmoral de una recua de dirigentes, autoridades y ministros del MAS-IPSP.
Hoy la política es impunidad. Quizás siempre lo fue, desde sus inicios allá por el ágora ateniense. Los poderosos siempre se encubren, se solapan, se adulan. ¿Habrá llegado el tiempo de nueva conducta política en Bolivia? ¿Se estará aleccionando un comportamiento ético y transparente por parte de la gestión pública? Soy periodista y, por supuesto, desconfío y mucho más de los políticos.
La impunidad –y es así cómo deberíamos........





















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