¿Puede ser la corrupción alucinante?
Sí, puede ser. En estos momentos se está llevando a cabo el juicio más increíble de la historia política argentina, por actos de corrupción de la expresidente Cristina Kirchner, a la que se le endilga –cifras preliminares y, hasta para algunos, conservadoras– haberse apropiado de más de 50 mil millones de dólares de un centenar de obras públicas. Ella, junto al arquitecto de toda la mafia criminal, inició su historia delincuencial en la provincia de Santa Cruz, en El Calafate, la ciudad natal de Néstor Kirchner, su marido e intelectual de la organización criminal
Dos angurrientos políticos provincianos, desde muy jovencitos, se unieron en nupcias con un solo objetivo: robar. Empezaron con la intendencia de Río Gallegos del sur y luego fueron escalando y arrebatando espacios con extorsiones, chantajes y un sinfín de argucias, hasta que un día, llegaron a la presidencia nacional de Argentina.
El botín mayor había sido conquistado.
Sus testaferros, palos blancos y secretarios privados, que venían de hogares muy humildes, llegaron a ser dueños de extensiones de tierra igual o más grandes que toda la mancha urbana de la ciudad de Buenos Aires. Otros compraron docenas de propiedades en Nueva York, en Europa, en edificios exclusivos y zonas adineradas, solo para magnates. Otro se compró una isla en un........





















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