OPINIÓN: Soy feliz porque soy gigante
Mi generación no vivió como adulta las primeras dos décadas de Revolución. Éramos el resultado del baby boom de la victoria. No sintió la emoción del triunfo revolucionario, pero acompañó sobre los hombros de sus padres, o de la mano de ellos, y luego, de sus novias y novios, las marchas y concentraciones de la Plaza, adonde acudía un millón de protagonistas individualizados y no una masa sin rostro. “En cada cuadra un comité, / en cada barrio revolución, / cuadra por barrio, barrio por pueblo, / país en lucha: revolución”, decía la canción que Eduardo Ramos había compuesto para el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. La vigilancia cederista, idea genial de Fidel para impedir los actos terroristas del imperialismo, era posible por la pasión que generaba en los cubanos su Revolución. Mi madre, educada para ser ama de casa, empezó a trabajar en la calle, como entonces se decía, sin que la motivación fuese económica. Las mujeres hacían una Revolución dentro de la Revolución, en palabras de Fidel. Pero las nuevas generaciones también tuvieron sus retos, sus vuelos de cóndor, sus asaltos al cielo: movilizaciones agrícolas, destacamentos pedagógicos, batallas militares, educacionales o médicas alrededor del mundo, por causas geográficamente........
© Cubasí
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