Las antiguas posadas habaneras y el 11 de Julio
LA HABANA, Cuba.- Recuerdo, de mis muy lejanos años de juventud, una simpática anécdota real. Según me contó una de las “advertidas”, un “compañero” encargado por el régimen del bienestar y la seguridad de un grupo de estudiantes latinoamericanas becadas en Cuba, tuvo la peregrina idea de hacerles a sus pupilas una advertencia a modo de alerta: “Si en algún momento las invitan a ir a 11 y 24, es mejor que digan que no”.
Para beneficio de quienes desconocen los pormenores de la vida de aquella época en La Habana, advierto que, en la esquina que forman esas dos calles numeradas del Vedado habanero, se encontraba la que quizás fuera la mayor y mejor “posada” capitalina. Me refiero a uno de esos hotelitos que los castrocomunistas, con su manía de cambiar los nombres, rebautizaron como “albergues INIT” (Instituto Nacional de la Industria Turística). Alquilaban habitaciones por horas, lo que los convertía en espacios adecuados para sostener encuentros amorosos fugaces a un costo asequible.
Ante todo, aclaro que he utilizado el pretérito porque el régimen, incapaz de cumplir (ni de lejos) los demagógicos planes de “construcción de viviendas” anunciados, ha transformado la mayoría de las antiguas posadas en viviendas para marginados. Una familia entera se hacina en el reducido........
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