La decisión de “vivir en la verdad” y las recientes protestas en Oriente
LA HABANA, Cuba. – Sucesos de hace apenas unas horas me han hecho recordar una obra valiosísima de la literatura anticomunista mundial. Me refiero a El poder de los sin-poder, texto del gran checo Václav Havel. Se trataba de un hombre excepcional, que permaneció encarcelado durante años por las autoridades comunistas, pero que después ocupó la Presidencia de Checoslovaquia, primero, y más adelante, al dividirse el país, la de la República Checa.
En esa obra memorable, el autor subraya la importancia de “vivir en la verdad”. Cita el ejemplo de un verdulero que cuelga en su centro de trabajo una tablilla con el lema “Proletarios de todos los países, ¡uníos!”. El autor se pregunta qué motivaciones puede haber tenido el vendedor para exhibir en su comercio ese lema. Constata que no es porque crea que esa frase encierre una profunda verdad ni porque él considere vital compartirla con sus conciudadanos. Es simplemente porque “vive en la mentira”.
En Cuba, donde quienes ejercen el poder son menos dados a las inquietudes intelectuales o doctrinarias, el lugar de la consigna lanzada por Carlos Marx —delirante fundador de la secta— ha sido ocupado tradicionalmente por una cita del instaurador de la dinastía castrista. O mejor, por las imágenes de ese propio individuo o de algunos de sus compañeros más destacados.
Pero el principio que regía en los antiguos países del “socialismo real” en Europa Oriental o Central y en nuestra Cubita tropical es el mismo: no es que un simple trabajador esté íntimamente identificado con los lemas enarbolados por el régimen o con los líderes de este; se trata simplemente de que ese modesto obrero, como el verdulero de la obra........
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