El conflicto diplomático entre Ecuador y México
LA HABANA, Cuba.- En los últimos días, la atención de la opinión pública internacional se ha centrado en sucesos relacionados íntimamente con una institución del Derecho Internacional. Se trata de la única que, por su génesis, merece sin dudas el calificativo de “latinoamericana”. Me estoy refiriendo a la del asilo diplomático.
En la historia secular que han vivido nuestros países tras el logro de su independencia, los golpes de estado, los disturbios de diverso tipo y los cambios violentos de gobierno han representado cualquier cosa menos una excepción. Esa trayectoria convulsa propició el surgimiento primero, y después la consolidación y el reconocimiento jurídico, del asilo en sedes diplomáticas.
Con una curiosidad: cuanto más tiránico, corrupto y asesino era un dictador, tanto mayor solía ser el celo con el cual él reconocía y amparaba la referida institución cuando a ella se acogían sus adversarios políticos. En definitiva, no estaba haciendo otra cosa que curarse en salud al salvaguardar la vía que, llegado el momento, él mismo habría de emplear cuando le llegara el turno de ser apartado del poder y convertirse en fugitivo de autoridades nuevas…
Durante un par de siglos ya, los latinoamericanos que huyen de un poder victorioso han recibido asilo en las embajadas de otros países de nuestro subcontinente. Una vez informado de una decisión de ese tipo el correspondiente ministerio de Relaciones Exteriores, lo usual ha sido que se otorgue el correspondiente salvoconducto a favor del fugitivo y que este, bajo esa protección, pueda marcharse al extranjero.
Una excepción, muy comentada en su tiempo, fue la del peruano Víctor Raúl Haya de la Torre,........© Cubanet
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