Menstruar, también en libertad
LA HABANA, Cuba. – Quiero iniciar estas líneas haciendo algunas advertencias a los lectores que pudieron quedar algo intrigados tras la lectura del título que escogí para distinguir este texto: primero que todo quiero advertir que no tengo ovarios ni útero; mucho menos trompas de Falopio.
Y ya enterado el lector de esos detalles esenciales que justifican la escritura de este texto, tendrá entonces la certeza de que no tengo menstruaciones ni preciso de almohadillas sanitarias, lo que en Cuba es, sin dudas, una suerte grande. Y ojalá que no suponga el lector algún rastro de misoginia en lo que escribo.
Aquí el asunto es la menstruación y los inconvenientes que acarrea en la Isla. Aquí el problema está en las desventuras que acompañan a las personas menstruantes, pero sobre todo a las muchachas jóvenes que ya tuvieron la menarquia.
Y es que........
© Cubanet
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