Creemos en la capacidad revolucionadora y transformadora de la mente humana para hacer realidad los sueños
Acto conmemorativo por el aniversario 65 del triunfo de la Revolución cubana en el parque Carlos Manuel de Céspedes, de Santiago de Cuba. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, con motivo del Aniversario 65 del triunfo de la Revolución, en el Parque Céspedes, Santiago de Cuba, el 1ro. de enero de 2024, “Año 66 de la Revolución”.
(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)
Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;
Heroínas y héroes de la patria;
Pueblo heroico de la heroica Santiago de Cuba;
Querido pueblo cubano:
Es un honor estar aquí hoy, 65 años después de aquella noche que la Revolución iluminó con su triunfo, como si el Sol no se hubiera escondido ese día. Es un enorme privilegio estar y compartir la celebración junto a históricos protagonistas de la gesta.
Lo hemos visto en las imágenes del recuento. Y hemos recordado lo que dijo Fidel ante el pueblo eufórico por la victoria: “Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder [...]. Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas. Esta vez sí que es la Revolución”. Una frase con un significado extraordinario.
Por fin los cubanos éramos completamente libres, se cumplía el sueño frustrado de los mambises. Ya para siempre una sola bandera ondearía en los edificios públicos. Ningún otro poeta tendría que preguntarse, como Bonifacio Byrne, por qué “deben flotar dos banderas donde basta con una: ¡la mía!”.
Para los que no habíamos nacido aún y que supimos de la trascendencia de aquella noche por los libros algunos años después, significa mucho estar en el lugar en que Fidel habló al pueblo el primer día del primer año de la Revolución, lo cual marcaría un antes y un después en la historia de nuestra América.
Todo resulta impresionante cuando se entra en la historia de Santiago, pero hay un momento particular y único: el Primero de Enero de 1959. La fachada exhibiendo la estrella de Ciudad Héroe nos recuerda todo lo que sus hijos más generosos entregaron a la causa de la libertad. Ciudad de los Maceo, de los moncadistas; de los hermanos Frank y Josué País, de Vilma, de Asela, de Hart y de tantos nombres que harían infinito el recuento. Por sus calles marcharon las madres cubanas para que cesara el asesinato de sus hijos, y un día como hoy hace 65 años, con Fidel al frente, ¡los mambises entraron a Santiago!
Siempre que visitamos esta ciudad nos emociona mirar este balcón desde el cual, con Raúl, Almeida, Celia y otros combatientes a su lado, Fidel proclamó la victoria lograda tras más de dos años de cruenta guerra; después fue al futuro y regresó para advertir al pueblo sobre los colosales desafíos que nos esperaban, y dijo: “la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros”.
Los 65 años transcurridos confirman su advertencia. Nada ha sido fácil para Cuba. Tampoco lo ha sido para los enemigos de la Revolución, que lo han intentado todo y en todo han fracasado, porque el odio se desintegra frente a la resistencia de un pueblo heroico y creativo que eligió el amor y la dignidad como fórmula.
Nos inspira la épica hazaña que atraviesa, como un signo de identidad inmutable, los 155 años de lucha que van desde 1868 hasta nuestros días, con un momento fundamental de enlace en esa victoria de 1959.
Fidel y su Generación del Centenario, aquí representada por Raúl, Ramiro, Guillermo, Machado y todos sus compañeros vivos o muertos, bebieron del ideario de Martí el sorprendente cúmulo de valores humanos y de principios innegociables que antes Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y tantos líderes del mambisado legaron a las generaciones posteriores con historias personales dignas de un poema épico aún por escribirse.
La eticidad que atraviesa la historia revolucionaria cubana desde sus orígenes anticolonialistas –“ese sol del mundo moral” lo llamó Cintio Vitier– alcanza la posibilidad de realizarse plenamente en la práctica a partir del triunfo de enero de 1959 con la Revolución en el poder. Su triunfo significó libertad, dignidad y justicia verdadera para todos, desde las primeras leyes. Y no se ganó la confianza del pueblo con promesas, sino con hechos y realizaciones: obras de profundo y sostenido calado social, que en pocos años transformaron a un país pobre y atrasado en un referente mundial en educación, salud, deportes y cultura.
Esta Revolución es, en primer lugar, un acto libertario de proyección continental que no solo liberó al país........© Cubadebate
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