Rusia
El desfile en el Día de la Victoria por el 70 aniversario del triunfo en la Segunda Guerra Mundial fue el más grande visto. Foto: Reuters.
Cuando el mundo agonizaba; cuando Europa ardía en llamas y las grandes ciudades estaban cubiertas de cenizas, vino el pueblo ruso a poner la sangre y la vida y librarnos al resto de un mal que bien podía durar más de cien años. De sufrimiento y de dolor. Ojalá de soledad. Pero la soledad al lado de lo que podría haber sido, sería un placer. Sería paz.
Iba a escribir este artículo mucho antes, pero preferí esperar la celebración de las elecciones al Parlamento Europeo.
Vergüenza no sé si sería la palabra adecuada. Pero la Europa que fue cuna de los movimientos sociales, la sublevación, la ilustración, de los holocaustos y de tantas miserias, parece que se ha olvidado del pasado.
En un momento de desideologización constante, este es el castigo que parece que ha llegado.
Europa necesita de Rusia y el mundo también. Como se necesitó a principios de los años cuarenta del pasado siglo.
Hace unos días, se celebraba la jornada de la lengua rusa, el 6 de junio. Y justo esos días circundantes reflexionaba con el profesor Óscar Villar. Quién me enseña a ampliar conocimiento sobre la historia del país, su contexto histórico actual y sus cambios a lo largo del tiempo.
Las relaciones entre Cuba y el mayor país del mundo son de antaño, y se fortalecen. Espero que sigan haciéndolo cada día más.
Hay muchos fanáticos sueltos que escriben en redes sociales y plataformas digitales como si de expertos se trataran. Es tan importante tener cuidado de quién nos emite la información; o al menos seleccionar a qué fuente vamos a consumirla. La información, sobre todo la actual, hay que extraerla de expertos, o de medios de comunicación contrahegemónicos que nos muestren siempre la cara de la verdad que Occidente no quiere que sepamos.
Y en un conato de conocer verdades de primera mano, asistí a una actividad que realizó la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (CUJAE), en la que entre otros ponentes, se dio cita junto al profesor Villar, Alexander Korendiasev, el primer secretario de la Embajada Rusa en Cuba.
Su ponencia se titulaba: “El negocio redondo de la rusofobia”. Y tras días de esta actividad me quedé reflexionando sobre lo allí........
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