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El fin de Badiraguato como destino turístico

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10.01.2025

Claudia Sheinbaum, antes de que pasaran tres meses de haber asumido la presidencia de la República, ha comenzado a poner un sello propio a su mandato. Es pequeño; casi no se nota. El cambio está relacionado con el combate a la delincuencia organizada. Algo es algo. En lo demás todo sigue igual: la misma verborrea, culpar a los que antecedieron a AMLO de todo lo malo; muchas promesas y no pocos proyectos al estilo de su mentor: incosteables, faraónicos y de relumbrón.

Ha permitido que Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, emprenda una lucha real contra la delincuencia organizada. Lo de no acatar el laudo arbitral en lo relativo al maíz transgénico es una mera escaramuza. Quiere aparentar ser nacionalista. No lo es.

La presencia de García Harfuch en el territorio del estado de Sinaloa y los éxitos preliminares alcanzados por el equipo que encabeza, deben estar preocupando a AMLO, al gobernador Rocha y a Andresito. Al primero, porque la actuación del secretario ha puesto en evidencia la incapacidad y hasta su posible complicidad con el crimen organizado; al gobernador Rocha, a quien defendieron a capa y espada AMLO y Claudia Sheinbaum, por cuanto a que pudieran salir a la luz pública sus posibles nexos con la delincuencia organizada. El hecho de que el Mayo Zambada haya dejado su escondite para una hipotética reunión con el gobernador indica que era verosímil la reunión, en la que se le tendió la trampa que ahora lo tiene hospedado en una cárcel de los Estados Unidos de América; y a Andresito, lo debe tener preocupado por cuanto a que, poco a poco, ve alejar de su persona las posibilidades de acceder a la presidencia de la República en el año de 2030.

En un corto plazo la persecución de los delincuentes ha puesto en........

© Proceso