Desde la época colonial, Venezuela ha contado con una élite con vocación de formación universal. Prueba de ello, es el legado de Francisco de Miranda, considerado el venezolano más universalmente reconocido, cuyo nombre es quizás la única figura latinoamericana inscrita en el Arco del Triunfo en París, y también por su apoyo o participación en movimientos libertarios de independencia europeas y americana con y apoyo al General George Washington.

A su lado, Simón Bolívar, figura principal y emblemática de la independencia americana, y Andrés Bello, uno de los intelectuales más influyentes del continente en materia educativa y lingüística.

Durante gran parte del siglo XX, Venezuela experimentó un proceso de modernización que promovió la formación académica dentro y fuera de sus fronteras. Numerosos médicos, ingenieros, arquitectos y profesionales de distintas áreas se formaron en Europa, así como en Estados Unidos.

Las familias venezolanas, especialmente de clases medias y altas, enviaban a sus hijos al extranjero para cursar estudios de pregrado y posgrado en diversas disciplinas como medicina, ingeniería, derecho, arquitectura, economía y ciencias sociales.

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