Triste redición
La agresiva línea política seguida por Donald Trump, tanto externa como al interior de su país, forma una nebulosa maraña de múltiples efectos. Éstos llevan insertados matices harto negativos que requieren delicado abordaje para su análisis. En el resto del mundo, por ejemplo, se ha ido acumulando un sentimiento de coraje, distancia y miedo.
Dentro de su país se esparce otro, de corte opositor, que lleva línea creciente. Resistir las punzadas de diversa catadura, provenientes directamente de la meliflua voz, autoritaria y voraz del republicano, es la normalidad nacional. Ambos embates tienden a fundirse, más que a formar núcleos de realidades complejas y complementarias.
El resultado que va emergiendo, apoyado por las contradicciones inducidas, no favorece la imagen de una potencia mundial conductora. Por el contrario, dibuja una tendencia que proyecta un liderazgo de extrema derecha capitalista, muy cercano al fascismo. Tomar posturas firmes, ya sea para contener sus efectos dañinos o inaceptables o para afirmar valores y medios distintos, son cursos de acción que llevan a enfrentar al poderoso arbitrario.
Lo cierto es que en muchos de sus repetidos desplantes Trump ha logrado buena parte del cometido:........
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