Tu rostro ya no es tuyo. Las modas virales y la identidad digital que ya no controlamos
En los últimos días, las redes sociales se llenaron de versiones "Ghibli" de usuarios comunes y celebridades por igual. Una Chat GPT toma tu fotografía, la adapta al estilo de animación japonesa y genera una imagen encantadora, nostálgica y perfectamente compartible. O ahora, la realización de una figura de acción en 3D, que también ha ganado mucha aceptación entre los usuarios. En paralelo, las voces críticas no tardaron en aparecer: “Estás regalando tus datos faciales a una IA”. “No sabes a qué se va a destinar esa imagen”. “Podrían hacer un deepfake tuyo”.
El miedo tiene una base válida. Pero también refleja una contradicción. Porque, si somos honestos, no necesitamos ninguna aplicación mágica para entregar nuestra identidad digital: hace años que subimos fotos, videos, selfies, reels y hasta escaneamos nuestra cara para desbloquear un filtro en diferentes redes sociales como TikTok o Instagram, entre otras. Sin embargo, nos preocupa una aplicación puntual que nos pide una imagen, pero no cuestionamos el sistema en el que cada una de nuestras expresiones faciales ya forma parte del combustible que alimenta a los algoritmos.
Hace una década, la identidad era física, tangible. Hoy, cualquier persona con acceso a tus redes puede construir una imagen digital de otra, a veces más completa que la que conocen tus colegas o vecinos, solo con lo que cada uno........
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