La amenaza interna. Por Kenneth Bunker
Con la amplia ventaja de José Antonio Kast en las encuestas, y el sentimiento en la calle, es razonable comenzar a mirar el diseño y la estructura del gobierno que viene.
Por lo pronto, es un tema importante considerando que la última vez que la derecha estuvo en el poder, se terminó dividiendo, de manera de permitir la apertura de un proceso constitucional fútil e innecesario y de, además, potenciar la primera victoria de la izquierda en el país en más de 50 años.
En efecto, la crisis política generada para debilitar el gobierno de Sebastián Piñera funcionó tan bien que terminó con la derecha más dura desconociendo el liderazgo del Presidente por su prudencia en neutralizar las movilizaciones, y la derecha más blanda abandonado sus convicciones por completo, convencidos de que no quedaba otra alternativa que darse la mano a torcer.
El resultado fue una implosión que dejó a la derecha sin conducción, sin relato y sin cohesión.
Lo mismo no puede ocurrir otra vez. No solo como condición de éxito político de Kast, pero por el bien del país. Lo peor que podría ocurrir en Chile no son el retorno de las tácticas de desestabilización, que sin duda vendrán, sino que la derecha se divida otra vez, abriendo las compuertas de la inestabilidad una vez más.
La pregunta, entonces, no es meramente ideológica. Es operativa. La pregunta es sobre el diseño del gobierno. Cómo se puede estructurar el poder en un sector que por definición tiende a la división, como muestra la experiencia reciente. Cómo se puede construir una coalición de gobierno para poder procesar diferencias internas, ante la inevitable presión externa que se apresta a caer.
Para responder estas preguntas, conviene mirar más allá de la experiencia chilena y hacia modelos comparables.
En ese ejercicio, el caso italiano aparece como un espejo útil. No por afinidad........





















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