Imágenes de infamia
Dos distintas personas me hacen llegar dos videos. En el primero de ellos puedo ver a una mujer que identifico como la jueza Irene Rodríguez, sentada en el mismo estrado en que he visto repetida su imagen innumerables veces durante las últimas dos semanas. Su vista sigue el movimiento de algo o alguien que se acerca desde su izquierda y que aparece finalmente en el cuadro: resulta ser el sicario Alberto Mejía Hernández, vestido con la misma ropa deportiva con que su imagen pobló los medios de comunicación durante el mismo período. En el video que estoy mirando, el hombre porta en sus manos un ramo de rosas que deposita con cuidado a un costado del estrado y se acerca a la jueza que lo mira anhelante, se inclina para besarla en una mejilla y luego, sosteniendo con delicadeza su cabeza, la besa apasionadamente en la boca. Ella no hace amago de resistirse, por lo contrario, al advertir la intención del hombre cierra sus ojos y se entrega, cómplice, al apasionado beso.
En el segundo video puedo ver a la jueza en el mismo lugar. Esta vez está hablando y su voz podría ser la misma que he escuchado en entrevistas o declaraciones a los medios de comunicación. Pero no está diciendo nada parecido a lo que pude haber escuchado de su boca antes: lo que oigo ahora es una retahíla feroz de groserías y la afirmación final de que el sicario puede irse porque “ya le pagó”. El video termina con una nueva grosería, quizás dirigida a quien lo esté mirando.
La persona que me envió el primero de estos videos agregó un mensaje en la parte inferior del post. El mensaje decía solamente “jajajajaja”. Puedo suponer que........
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