El proceso penal como instrumento de venganza
“Cuando el proceso penal se convierte en instrumento de venganza o de opresión, su miseria supera a la del delito mismo».
Francesco Carnelutti, Las Miserias del Proceso Penal
El 13 de abril, mientras la liturgia del Domingo de Ramos resonaba en el templo, la reflexión del sacerdote sobre la perenne crucifixión de inocentes a lo largo de la historia caló hondo en mi espíritu. Dos milenios han transcurrido desde aquel Viernes Santo, y sin embargo, la sombra de la injusticia sigue extendiéndose sobre nuestro mundo, proyectando su oscuridad sobre almas puras.
En ese instante, la figura de un hombre surgió con una claridad dolorosa en mi mente. Lo vi, cual Cristo moderno, clavado en la cruz del sufrimiento, víctima de la vileza humana. La maldad urdida por una mujer y su hija, alimentada por los celos oscuros de un marido resentido, se conjuró para tejer una red de «acusaciones falaces». La defensa, con ahínco, persigue evitarle una condena infamante y arbitraria, luchando para que no logren sellar injustamente su destino. «Se elevan plegarias al Altísimo por la pronta libertad de este hombre.»
Conozco su alma desde que era un niño de apenas diez años. Recuerdo vívidamente aquel día en que, siendo yo maestro de educación primaria y camino a mis labores docentes, presencié a un hombre forcejeando con un niño para arrebatarle su bicicleta. Sin dudarlo, perseguí al agresor y restituí el bien al pequeño. Al llegar a la........
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