Somos el argumento principal de la existencia, cada uno carga su propia cruz, también sus alegrías y satisfacciones. Nadie puede asegurar que vivirá cien años sin dolores, sin penas, sin soledades ni tempestades que lo libren del desgarre de su humano cielo. Escribo para enseñar la vida de otros, sus vivencias y la mía propia. Esa es nuestra vida ante los años, como dijera Juan Rulfo en sus narraciones personales: “El tiempo es más pesado que la más pesada carga que puede soportar el hombre”.

Te recordaré insistente con la esperanza de encontrarte un día allá donde todo es perfecto, donde tal vez haya arpas y acordeones que traduzcan la armonía y alegrías vividas, todas sus impresiones, todos sus matices y nuestras almas en paz descansen sobre rimas de eternas melodías.

Te recordaré como recuerda el monte en su sequía los momentos reverdecidos y allí me entregaré al embeleso de esos cuadros........

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