¿Qué pasó con el abogado?
Vivimos tiempos de profunda desconfianza. Hoy, en México, la figura del abogado, antes asociada al conocimiento, la estrategia y la justicia, ha sido degradada y reducida a sinónimo de complicidad, corrupción o tráfico de influencias. Hoy más que nunca, ser abogado en nuestro país es ejercer en un medio de brutal desinformación, prejuicios y una fuerte descomposición institucional.
Es cierto, hay abogados corruptos, como también los hay médicos, policías, periodistas y políticos. Pero mientras la sociedad aún reconoce la necesidad de médicos, maestros o ingenieros, el abogado se ha convertido en un chivo expiatorio de un sistema que ya no cree en la justicia, ni en la moral, ni en la ética.
¿En qué momento el litigante dejó de ser visto como garante de derechos y pasó a ser visto como un ente maligno? ¿Cuándo se sustituyó el ideal del defensor por la del “coyotero” y el “abogado del........© El Financiero
